de RONDA
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Mi primera
sangre a los diez años.
Una
guirnalda de fuego en medio de la niñez
corona chiquita
como mi nombre
pendulaba
en el borde opaco del invierno.
Fue una
celebración para mi madre y mi padre
me
regalaron flores
una luz
intermitente
de alegría
de dolor
el tallo
reverdecido de mi género.
Mi primera
sangre en una tela con puntilla y dibujos de colores.
En la tele,
María Soledad Morales
y yo sin
entender
que las
correspondencias entrampan
que crecernos
la cuerpa es como saltar las vallas
sabiendo
que hay que caer
y que a
veces,
sólo a
veces,
hay flores
del otro lado.
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