LA CARENCIA
Ocupada en
el día
cada día
en el
espesor de las horas
barajo
papeles planillas guardapolvos
el programa
los protocolos las vacunas la pediatra.
Corro. No
puedo sino
correr
donde piso
acomodo una baldosa en su hueco
junto aire
con la boca para hacerlo más rápido
voy a
volver a correr
voy a
volver a llegar tarde
entonces
grito
empujo
voy
empujando las horas todo el día. No puedo sino
empujar.
Ocupada en
el día
todos
los días
quiero
saber que la carencia
nace de los
días corridos y por correr
que no es
mía
que nomás
me aparece
me viene
como un aluvión de tristezas que me sé
de memoria
que se me
viene porque los días y el protocolo y las tareas de mis hijos
que se me
viene sin querer y me asalta como un lince.
Un lince,
dije
pero quería
decir un león.
Me ocupo de
todo.
Tengo la paciencia
de una arará antes del temporal
me ocupo de
todo
pero no
quiero más que saber de mi lengua
del paisaje
de agua que es mi lengua
que es la
palabra como un pez escapado
coleteando
el aire para caer en menos de un segundo
formando
círculos perfectos
interminables
un paisaje
de agua interminable
no quiero
ocuparme de otra cosa
quiero esos
peces
un coletazo
en la frente
una chuza
que arda
y que arda
más el dolor que la carencia.
El dolor,
dije
pero quería
decir la euforia.
Me ocupan
los días
me pescan
me cuecen
me devoran
chuzo
quiero
chucear y coleteo como una mojarrita.
Yo quería
otras cosas.
Yo quería
otras cosas.
Que me
perdonen los días si no estoy siendo lo suficientemente agradecida
con el
trabajo con la salud con los guardapolvos
pero es que
un paisaje de agua
pero es que
los peces
un río que
corre se me escapa cada día
todos los
días
en esta
lengua espesa
torpe
ronca
pero es que
la carencia
que me
perdonen
pero es que
la carencia de un solo pujo
me pesca
me cuece
me devora.
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