FORMAS DE SER

 


Hay un cuerpo que soy cuando la noche pesa

y el sol no se hace espacio.

Un cuerpo que huele en los costados de la casa

secretos ajenos

silencios que leudan la humedad y la sombra

pacientemente puestos a crecer por algún desconocido.

Hay un cuerpo que soy sin manos

ni boca

ni lengua

que es sólo piel mezquinada

vuelta hacia sí como el revés de un guante.

En las paredes hay moscas y ojos

y los ahuyenta con un péndulo como si bastara

les pone nombres

los conjura

ese cuerpo que soy no quiere ojos sobre sí

ni moscas

ni el constante murmullo de una casa tomada por los que no hablan.

Hay un cuerpo que soy

que puebla otros cuerpos como una planta parásita

como un clavel del aire.

Este cuerpo es mío a veces

esa piel es mía a veces

esos silencios, no.

Hay otro cuerpo que soy cuando la noche es liviana

y el día respira como un conejo en mi falda

nervioso y delicado

oliendo el pulso que viaja desde mi corazón a mi sexo.

Hay este otro cuerpo que soy

volcado

llovizna y hambre

que abre la casa y la piel con un mismo vibrante deseo

la palabra sembrada en la cama

en el patio

en los ojos de los hijos

la sembrada palabra en el oído del amante

y en la deliberada urgencia del amor.

Entre mis cuerpos hay un sendero de baldosas amarillas.

Un nido de pájaro y culebra.

Una madriguera.

Una jaula.

Y después un río

Y después un río

Y otro

Y otro.

Comentarios

Entradas populares de este blog